No recuerdo exactamente cuando comencé hacerlo.
Estaba chamo, en los 20 seguro.
Alguien me encaminó y siempre lo agradezco.
Dios me guio por ese camino, aunque me descarrile varias veces gracias a
los demonios que nunca faltan.
Desde esos momentos me gusta correr (algunos dicen trotar).
Siempre agradezco a Dios la fortaleza que me brindó para hacer las carreras
los domingos al amanecer, especialmente cuando llueve como hoy, por ejemplo.
Desde hace tres años a mi esposa Alicia se le ocurrió conseguir un perrito para
nuestro hogar, y que gran idea. Conseguimos un espíritu maravilloso, muy gruñón,
pero muy especial incluso en eso de su mal humor.
Axon lo llamaron Emma y Mathyas, y así cambio bastante nuestro ambiente en casa, nos adaptamos rápido y leyendo e investigando sobre sus razas, por que el “bichito” es mestizo, conocimos que su hiperactividad había que canalizarla y así aparecieron las caminatas, primero una vez al día y luego dos, hasta el domingo que lo lleve a mi carrera dominical y encontré el compañero que siempre quise, uno que no hablara, que me permitiera charlar con Dios como lo hago cuando corro y que fuera un compañero fiel y que siempre estuviera motivado.
Incluso cuando me atropellaron que quede inconsciente, fueron sus lengüetazos
los que me reactivaron y trajeron de vuelta, y su motivación y empuje me dieron
fuerza para llegar de nuevo casa.
Hoy fue un día maravilloso, un ejemplo de todo esto que aquí cuento. Amaneció
lloviendo y me hice el loco, me quedé un rato más en cama, pero imposible no
sacarlo. Apenas escampo un momento, salimos y a los pocos minutos comenzó la lluvia
fuerte de nuevo y me cuesta describir en estas líneas su felicidad, su
entusiasmo, no se como llamar eso que yo creo es una inmensa alegría que lo
embarga y que cuando corre, salta y me mira dice “pana que bueno, vamos
dale que tu puedes, no te pares Ybra, vamos” y yo me contagio y le
respondo “vamos Axon, buen perro, buen perro, dale, vamos”, y se olvida
el mundo, los problemas y los dos nos embarcamos en ese paraiso de entusiasmo y
éxtasis que solo los que han corrido un domingo al amanecer y lloviendo pueden
entender.
Amo correr, tanto como amo a toda mi familia, a Axon y todo lo que hago
cuando asumo responsabilidades comunicándome con la gente. Así como aprendo de
Axon me esfuerzo por brindar lo poco de mis conocimientos para que construyamos
un mundo mejor, con gente que entienda que si hacemos que los demás se sientan
bien, uno puede estar mejor.
Gracias a Dios por permitirme hacerlo y citando a Baruch Spinoza imagino me diría:
“Lo que quiero que hagas es que salgas al mundo a
disfrutar de tu vida.
Quiero que goces,
que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he hecho para ti. Mi
casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas. Ahí
es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti. ¡No me encontrarás en ningún
libro!
Confía en
mí y deja de pedirme. ¿Me vas a decir a mí como hacer mi trabajo?
Deja de
tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te critíco, ni me enojo, ni me molesto,
ni castigo. Yo soy puro amor.
Deja de pedirme perdón, no hay nada que perdonar. Si yo te hice... yo te llené de pasiones, de limitaciones, de placeres, de sentimientos, de necesidades, de incoherencias... de libre albedrío ¿Cómo puedo culparte si respondes a algo que yo puse en ti? ¿Cómo puedo castigarte por ser como eres, si yo soy el que te hice? ¿Crees que podría yo crear un lugar para quemar a todos mis hijos que se porten mal, por el resto de la eternidad?
¿Qué clase
de dios puede hacer eso?
Te he hecho
absolutamente libre, no hay premios ni castigos, no hay pecados ni virtudes,
nadie lleva un marcador, nadie lleva un registro.
Eres absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o un infierno.
Deja de
creer en mí; creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero que creas en
mí, quiero que me sientas en ti. Quiero que me sientas en ti cuando besas a tu
amada, cuando arropas a tu hijita, cuando acaricias a tu perro, cuando te bañas
en el mar.
Araure,
Mayo 05, 2024