sábado, 26 de marzo de 2011

ASAMBLEA EN EL LUSO

Benevolencia no quiere decir tolerancia de lo ruin,
o conformidad con lo inepto, sino voluntad de bien.
Antonio Machado

Siempre recuerdo el día que Fernando Da Silva, junto a un grupo de amigos portugueses, nos invito a Oswaldo y a mí a conocer las instalaciones que todavía tenian dudas si la abrían ese fin de año o en el próximo.
Unos años antes le habíamos comprado al hermano de José Luis Goncalves, una acción para un futuro club que reuniría a la colonia portuguesa y a sus amigos; digo que lo recuerdo por que siempre he tenido un amor por esta ciudad y su gente; y era un proyecto bellísimo, incluso con una intención social encomiable. Así nos lanzamos por primera vez, casi que estrenándolo, por el tobogán que para la época era realmente una innovación y un lujo de diversión que solo encontrábamos cuando íbamos a las urbes o zonas turísticas.
Que alegría, todavía recuerdo los rostros de mis hijos y los de mi amigos disfrutando de aquellos espacios e instalaciones extraordinarias.
Han pasado muchos años desde entonces y el CSLV ha crecido no solo en instalaciones, sino también exageradamente en socios. “Socio, o socia, es la denominación que recibe cada una de las partes en un contrato de sociedad. Asimismo, se denomina socio a un miembro de una asociación. En este caso, no existe la finalidad empresarial, dado que la asociación suele tener una finalidad social, culturaldeportiva, u otras. Una característica prácticamente común para este tipo de relaciones es la ausencia de ánimo de lucro en cuanto a las actividades desarrolladas. Pueden realizar, además de las actividades propias de sus fines, actividades que podrían ser consideradas como empresariales, siempre y cuando el beneficio de tales actividades sea aplicado a la continuidad del club.
El jueves 24 de marzo, por ese responsabilidad como ciudadano de querer participar en las actividades donde tenemos compromisos, asistimos a la asamblea que invitaba a los socios del LUSO a debatir la construcción o no, de una instalación donde funcionaria un restaurant y la remodelación de las instalaciones sanitarias en el área de las piscinas. Como es costumbre en este centro, fue puntual el inicio de la asamblea, asistieron a la convocatoria pocos socios, no llegaban a 200; de una nomina que sobrepasa los 2000, si no me equivoco.
Pero lo que me obligo prácticamente a escribir esta nota fue la actitud casi delincuencial de un grupo de socios que amparados en la cobardía del anonimato de las ultimas filas, comentaban en voz audible solo para los mas cercanos, cualquier cantidad de comentarios e improperios mal sanos, hacia los integrantes del presidio en su mayoría, miembros de la junta directiva.
Confieso que sentí vergüenza, no solo por ellos, también la sentí por mí, y recordé muchas de los argumentos usados por mis hijos, desde adolescentes y  ya adultos para negarse asistir al LUSO.
Parecía que se trataba de una asamblea entre bandos, más bien que entre amigos y socios.
Tomaron la palabra muchos socios, algunos identificándose como expertos en construcción y en diferentes áreas, e incluso algunos catalogándose como “expertos gastronómicos”, maestros en el manejo de servicios como el que se debatía su construcción, pero con argumentos realmente mediocres e inconsistentes si fuesen debatidos realmente por conocedores del oficio.
Antes de escribir el artículo, analice con algunas amigos cercanos y no tanto, mis dudas. ¿Hasta donde vale la pena ser socio de personas que su actitud y comportamiento deja  mucho que pensar de la forma como deben desarrollar su vida, la educación y formación de los suyos; y de los principios y normas que deben inculcar en sus hijos, de los valores ciudadanos que tanto criticamos y recordamos que necesitamos como sociedad para construir un mejor país.?
Hubo excepciones con planteamientos serios. Un solo agradecimiento por el trabajo hecho para la compra del terreno donde están las instalaciones, con un aditivo que notablemente  afecto a quienes aplaudían reconociendo el exitoso trabajo, cuando el exponente recordó que se había hecho con solo BsF. 100 por socio.
Entendí en parte por que convirtieron en potrero a una de las piscinas más bellas de la región, con cercas de tubo por todos lados.
Si bien la presentación de la propuesta por parte de la directiva y la participación de los integrantes del presídium fue tecnológica, comunicacional, argumental y mercadotécnicamente muy mala; la participación de quienes tomaron la palabra fue peor.
Se notaba en los planteamientos de los segundos una negativa a ultranza sobre la propuesta, o más bien hacia algunos miembros de la directiva entre los que tomaron la palabra. Tres minutos que algunos usaron para descargar la ira por que no dejaron entrar a mi primo que vino de afuera,  por que la piscina no se puede usar antes de tal hora, o a lo mejor algunos que no pudieron colocar sus productos o “cuadrar un negocito” en algún momento, o por que ya no forma parte o por que quiere formar parte de …; en fin: “..toy de acuerdo, pero ....”  Se notaron las costuras.
La propuesta fue denegada.
Siempre he manifestado mi profundo respeto por quienes asumen esas responsabilidades directivas en los clubes y en el LUSO,  desde antes de su inauguración; he tenido muy buenos amigos y personas que reconozco su honestidad y entusiasmo para alcanzar los objetivos.
Ojala los socios molestos que gritan en voz baja y a escondidas en las asambleas propongan sus nombres para dirigir el futuro del club.
Hace poco gritaban que quitaran aquellos para poner estos, ¿ahora?

No son las canchas de Golf, ni las piscinas; tampoco los toboganes de agua, ni las canchas deportivas extraordinarias, ni los campos ecuestres, ni las caballerizas, ni los patios de bolas; menos el restaurant, la discoteca o la fuente de soda; a los centros sociales, a los clubes los hacen la gente, sus socios. YAS