viernes, 27 de agosto de 2010

¡Che tipo di amici!


Hay una serie de valores y sentimientos que construyen fácilmente, una estructura muy solida, muy sencilla y a la vez muy compleja en la personalidad del individuo; y que pocas veces se repite y mas difícil aun es encontrar dos personas con iguales características juntas. Las hay y muchas, pero en comparación con las demás son realmente un porcentaje mínimo.

Y cuando quienes poseen estas personalidades se convierten en pareja, imposible que puedan pasar inadvertida la energía que irradian esos puros sentimientos de bondad, honor, pasión, respeto, dignidad, amor, duplicados y proyectados no solo hacia la familia y los amigos, también a otros que por pura casualidad o destino se encuentran con ellos.

La noche de un viernes de "jam session", en el patio de una casa en Acarigua, con un quinteto de músicos que cualquier bar de NY u otra cosmopolita urbe envidiaría; y compartiendo con una variopinta de personas de distintas partes del mundo, incluso; nos reuníamos allí no por casualidad, si no por la extraordinaria precisión que ejerce en el cumplimiento de la asistencia las reuniones en esta casa. Aquí sirven de anfitriones una pareja, que quienes los conocemos, reconocemos lo especial de sus personalidades.

Esos matrimonios que parecen hechos con guion de "Había una vez" y que siempre tienen un final feliz a pesar de los pesares; hoy con hombre y mujer como hijos que mantienen ese espíritu de libertad fundido con toda esa variada gamma de principios, valores y sentimientos insertados desde niños en sus corazones hasta convertirlos en ciudadanos del mundo con la conciencia de actuar de forma correcta.

Magdalena y Mimo, son dos panas a los cuales les tengo un gran amor y respeto, no tanto por los años que nos conocemos, mas bien por conocerlos desde hace años, de haber compartido y aprendido muchas cosas importantes juntos y por saber de su nobleza como seres humanos.

Todos tenemos defectos, todos nos tropezamos en la vida, pero solo aquellos que saben levantarse con dignidad, limpiarse el polvo de la caída y levantar la mirada amable y sincera para volver a andar en el camino corrigiendo el rumbo a la meta, dejan huellas.

En ese sabroso patio, con una serenata a luz de la luna de Acarigua, al ritmo del saxo de Renny y las cuerdas de Tito y su hijo Gregory, un buen escoces aderezado con una variedad de ricos quesos hechos por los anfitriones con las técnicas y conocimientos adquiridos en su larga estancia en Europa; escucho los planes de mis panas y me regocijo por el placer de compartir esas alegrías que producen los nuevos proyectos, un Hostal, una Posada en la costa, con montaña, quesos, animales, quesos, música, playa, sol, arena, quesos, risas, trabajo, éxito.

De regreso a mi casa pienso: Jessica y Gerardo seguro saben la suerte de tener estos panas como padres, y reflexiono; por que son muchos los hijos de mis amigos que cuando les miro a los ojos no puedo menos que sentir en sus miradas ese brillo que reflejan los "buena gente", esos pocos que trascienden bien con marquesinas o en la intimidad, pero son los necesarios para que lo bueno sea mas que lo malo y la esperanza por el futuro sea optimista.


"Si hay luz en el alma, habrá belleza en la persona; si hay belleza en la persona, habrá armonía en el hogar; si hay armonía en el hogar, habrá orden en la nación; si hay orden en la nación, habrá paz en el mundo."
Proverbio chino


sábado, 21 de agosto de 2010

Sin música, la vida sería un error.


El canto de los ángeles, una obra de William Bouguereau (Siglo XIX), me inspiro a escribir estas lineas sobre la música que he titulado con esta frase de Friedrich Nietzsche

Estaba agradeciendo precisamente la bendición que me ha permitido en mi vida disfrutar, compartir, conocer, querer a gente tan valiosa, tan creativa con las que aprendí a amar la música, a no poder vivir sin ella,a oírla, escucharla, entenderla, sentirla, gozarla, sufrirla, necesitarla casi como al aire para vivir.

La primera mi madre, una señora con una excelente voz y un oído superdotado que desde niño nos brindo no solamente su ejemplo con muestras del mas rico repertorio de la música popular venezolana y latinoamericana, si no que nos motivo siempre a cantar, a disfrutar la música; seguido de mi padre que nos llevo a la radio para complementar aquella semilla con armonía, melodía, métrica y ritmo.

La radio me permitió de niño transitar una autopista llena de todo lo que cualquiera quisiera, no solo información, si no conocimiento; especialmente de música.

En 1968, por ejemplo, mientras al aire, la radio sonaba el éxito mas popular del momento en la voz de Mirla o Los Naipes, en otro cuarto que hoy podrían llamarlo "de producción", nosotros conectados al mundo por un equipo que se llamaba "TELETYPE", nos enterábamos leyendo lo que pasaba y especialmente de las carteleras de música; mientras escuchábamos en un L.P. de acetato los programas de la BBC de Londres con las ultimas canciones de Los Beatles o cualquiera de los éxitos de Elvis.

Ahí comenzó aquella fiebre que después se convirtió en pasión y fue uniéndome a personas que tenían la misma motivación, o la música representaba un elemento importante en sus vidas.

Así recuerdo a grandes panas y excelentes músicos, algunos con éxitos de cartelera, otros con el cartel de extraordinaria calidad y sello de intimidad. Algunos más jóvenes que otros, mi actividad diaria siempre me ha permitido una conexión con la música y con quienes la crean y la promueven.

Y en el trajín mental de hilvanar ideas interesantes para complementar estas lineas me llego la imagen de Tito y Gregory, Padre e hijo. Dos seres absolutamente distintos, pero extremamente iguales en la conexión que consiguen juntos en la dos guitarras o en la guitarra y bajo.
Que belleza. Alguna vez le dije a Tito la admiración y respeto que me producía la imagen de ambos tocando, y no puede menos que pasarme por la memoria la estricta disciplina de Don Goyito Rodriguez, aquel viejo gestor que seguro se vanagloria al lado de sus panas en el cielo cada vez que escucha a su hijo y su nieto tocando las puertas del cielo sin escalera, pero con las alas de dos almas que se conocen y se completan con la inigualable sensación de bienestar que produce la intervención de complejos procesos psico-animicos en la creación de la música.

Esto lo he escrito un sabado en la noche, acompañado de mi esposa Alicia, a mi lado pero embutida en la computadora terminando un proyecto; mientras escuchábamos una lista al azar que incluía "Carmina Burana" , "Let Us Go Into The House Of The Lord" con Carlos Santana & Mahavishnu John Mclaughlin, "La Primavera" de las Four Seasons de Vivaldi, Arturo Sandoval, Wisin & Yandel, Irakere, Hendrix, Enrique Iglesias con Juan Luis Guerra, Pitbull, Led Zeppelin, Mariana Vega, Budgie, "Sinnerman" con Nina Simone, 2nd Disc ... rock, pop, salsa, boleros, thecno, disco, soul, joropos, jazz, tonadas, mexicanas, argentinas, de Indonesia, de Zaire, de Araure aunque hecha en el Imperio por Jesús Florido o el chamo Felix Martín; pero realmente lo que nos conectaba y generaba realmente una maravillosa energía y sintonía fue la música, y terminamos dando gracias a Dios por la música. Encontramos claridad en lo que mas temprano hablamos sobre las diferencias generacionales, de la educación y formación de nuestra pequeña hija de un año, de la comunicación y facilidad que hemos logrado a través de la música.

"La música puede definirse como la ciencia de los amores entre la armonía y el ritmo, que eleva a todas las almas hacia lo bueno, lo justo y lo bello". lo dijo Platón.