EL
SANTANAZO
EL MAYOR EVENTO SOCIO-MUSICAL
DE VENEZUELA DURANTE LOS
ÚLTIMOS
CINCUENTA AÑOS.
Por José Francisco Couri Lopez.
Esta crónica la escribo en Barcelona,
España, donde resido desde hace casi siete años. Lo hago a solicitud de mi
entrañable amigo Ybrahim Saavedra quien me animó a hacerlo.
Él siguió muy de
cerca el desarrollo de este evento el cual fue bautizado por la |
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gente como "EL
SANTANAZO" Pero realmente el festival se denominó “TRANQUILO“que era una
palabra ampliamente usada por los jóvenes de entonces. Era la primera vez que
se presentaba en Venezuela una banda del más alto nivel musical. Pero catalogo
el evento además de musical como social, porque, a mi juicio, desató una serie
de hechos sociales, los cuales marcaron el devenir en la historia.
Se aproximaba diciembre de 1973, año
electoral. Los partidos políticos Acción Democrática y COPEI movían sus fichas
para presentar al electorado sus mejores “espectáculos". Yo trabajaba en
Proyecto 73, la agencia para-partidista creada especialmente para planificar
y dirigir, desde el punto de vista mediático la campaña presidencial de Carlos
Andrés Pérez. Nos enteramos de que COPEI
andaba detrás de la firma de la banda Santana que durante el recién celebrado
festival de WOODSTOCK se había consolidado como una de las mejores del mundo en
el género rock pop, con un importante sonido latino, la cual se alistaba para
iniciar su tour mundial en América latina.
Luego de un trabajo de inteligencia
logramos dar con el representante del grupo para esta parte de la gira, el
argentino Leonardo Schultz con quien nos entrevistamos en varias oportunidades
para negociar el contrato pertinente. Firmé el documento a través de Enzo
Morera, reconocido presentador y empresario artístico en Venezuela.
Luego lo sometí a la consideración de la
dirección nacional de AD y el respectivo comando de campaña, después de
numerosas reuniones fue improbado más que todo por la presión ejercida en
contra por Diego Arria, quien gozaba de una gran influencia sobre el Candidato.
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Boleto |
Fueron muchos los encuentros sostenidos en la sede de CAUSA COMÚN, la
organización política fundada por Arria, en las Mercedes en las que éste
intervenía en contra del evento utilizando argumentos relacionados con el
consumo de Marihuana, recuerdo que casi siempre le contradecían Fito Mondolfi y
otros dirigentes de esta organización. Finalmente quedó demostrado que Arria
tenía la razón.
Constituí la empresa PRODUCCIONES COLOR
S.A. y procedí a buscar el financiamiento para la producción del mega festival,
el cual sumaba aproximadamente setecientos cincuenta mil US dólares (750.000,00 USD), entre las fuentes
se encontraban mi padre José Couri Torbay y el banco de Venezuela cuyo
presidente era Carmelo Lauría quien sería nombrado ministro de fomento en el
primer gabinete del presidente Pérez, entre otros.
Conseguí abrir cartas de
crédito, a través del banco, me asesoró el mismo doctor Lauría. Comencé a darme cuenta de lo titánico que
sería montar un mega evento de tres días consecutivos en Maracaibo, Valencia y
Caracas, en viernes, sábado y domingo. Había nacido el SANTANAZO (bautizado así
popularmente) el de mayor movilización de público y significación en la
historia de Venezuela. Al respecto me
diría Michael Lang, productor de Woodstock, invitado por mí a
visitar el país: “qué gigantesco esfuerzo debe haber sido“ con el propósito de
estudiar la factibilidad de producir conjuntamente espectáculos. Al revisar la
producción de el SANTANAZO, Michael lo comparó en cierto modo con la magnitud
de WOODSTOCK. Tuvimos que abrir varios frentes de acción además del gerencial
que ya de por si era algo complicado: Logística, seguridad, alojamiento,
publicidad y relaciones públicas, boletería y control de multitudes.
El
jueves aterrizó en el aeropuerto de La Chinita el avión del grupo que traía a
los miembros de la banda, equipo gerencial, técnicos e integrantes de la
seguridad, equipos de sonido, sólo estos montaban aproximadamente a veinte
toneladas y los de iluminación. Se escuchaban rumores de que no los dejarían
entrar, pero todo fluyó normalmente en inmigración.
El viernes se realizó el primer concierto
en la plaza de toros de Maracaibo, hubo mucha tensión puesto que la Guardia
Nacional requisaba intensamente al público ,hubo muchos que se retiraban para
evadir tal control y preferían escuchar la música en las inmediaciones, la
compensación nacional estuvo a cargo de Guaco que era interprete de gaitas;
quedaron impresionados por los furrucos, tanto que Michael Shrieve nos pidió
que le lleváramos dos, lo cual hice y se los entregué el día de navidad en su
casa de San Francisco.
Para recibirlos Michael organizó un jamming session, al
rato ya sonaban debidamente electrificados. En la mitad del concierto en Maracaibo se
suscitó un fuerte desencuentro entre Chepito y Carlos lo que trajo como
consecuencia un final intempestivo; el evento había durado la mitad de lo que
debía.
Después de este fracaso arribamos al aeropuerto de Puerto Cabello cerca
de Valencia, la próxima plaza, donde la Guardia Nacional no nos permitía salir
en el bus de transbordo hacia Valencia empecinada en requisar al equipaje,
equipos y pasajeros, cosa que no podíamos tolerar. Finalmente se impuso nuestro
criterio y con dos horas de retraso recordemos que el concierto en esa ciudad
comenzaba a las ocho, salimos disparados en el autobús, unos a la plaza de
toros y el resto al hotel. La instalación de los equipos se terminó casi a la
hora del comienzo. Partimos del hotel hacia la plaza y aquello estaba
abarrotado de gente y vehículos lo que impedía el paso hacia el sitio, nos tomó
casi una hora atravesar aquello, gracias a una unidad especial de motorizados
que nos iba abriendo el camino, fue casi imposible acceder a los vestuarios,
una vez dentro tuvimos la oportunidad de hablar con Santana y Chepito acerca de
la situación penosa sucedida en Maracaibo y nos prometieron que no volvería a
ocurrir.
La plaza estaba llena a más no poder, incluyendo la arena, la gente se
coleó a placer por falta de control, la policía de Carabobo no hizo acto de
presencia y nuestro equipo de control de multitudes no pudo hacer mayor cosa.
Sin embargo, a pesar de tal desorden y descontrol terminamos por controlarla,
sobre todo por las intervenciones frecuentes de los dos presentadores los
recordados Plácido Garrido y Alfredo Escalante.
Quedamos huérfanos de toda protección
oficial y vimos cómo nuestra inversión se iba por el drenaje al ver a la gente
saltar las cercas y barreras y luego derribarlas; pudimos hacer cuentas y tan
sólo un veinte por ciento había pagado sus boletos gracias a la venta
anticipada puesta en marcha desde días atrás. Todo esto por la actitud negativa
del gobernador de Carabobo. A pesar de todo esto, el evento resultó un gran
éxito desde el punto de vista artístico y musical, especialmente por el
comportamiento del público en general que en todo momento estuvo a la altura de
los mejores a escala internacional.
Excepto por el incidente de las “PALOMAS“,
bautizado así porque fue protagonizado por dos jóvenes, con sus caras pintadas,
quienes se lanzaron desde las gradas más altas al vacío cayendo sobre algunos
asistentes que se ubicaban en el área del ruedo muriendo al instante. Pero nos
queda una reflexión: sólo dos muertos entre la mayor asistencia registrada en
esa monumental, no faltó quien se lo atribuyera al consumo de drogas, pero
imaginemos si bajo unas circunstancias similares en una corrida de toros
¿Cuánto habría sido el saldo fatal? bajo los efectos de la ingesta alcohólica
que tan usual es en esos eventos taurinos. Ahí nos quedó eso.
Pero quizá la
vicisitud más difícil de solventar se presenta cuando el manager de la banda
nos dijo que pararía la música si no se les suministra hielo que se había derretido
debido a la larga espera para arrancar. Salí con Luís Contreras Saldivia a todo
dar a buscar el bendito bien, en la plaza no conseguimos nada. Tuvimos que
caminar todos los alrededores fuera, donde se habían asentado un sinnúmero de
kioscos ambulantes y por fin “eureka” lo encontramos, pagamos y salimos a la
mayor prisa llegamos quince minutos después a la tarima, la música se había
parado. Luego de refrescarse los músicos comenzaron a interpretar su repertorio
y todo se hizo normal. Desde una óptica artística el concierto estuvo casi a la
perfección, a todos, especialmente a la concurrencia la dejó altamente satisfecha.
Me perturbaba la situación que se estaba
experimentando en el universitario de la capital, donde teníamos un grave
problema la tarima había sido instalada cincuenta centímetros por debajo del
mínimo establecido contractualmente: dos metros. Era imposible alcanzarla por
razones técnicas, la unidad militar responsable no podía hacer más y nos
arriesgábamos a tener que cancelar el evento, Lo que hubiera sido catastrófico.
Me mantenía en contacto permanente con el equipo nuestro encargado de todas las
actividades en el lugar, dirigido por Ramón Parada Noveli, quien era muy amigo
del teniente coronel Cheché Bustamante jefe de la misma quien se había
arriesgado prestando su ayuda, prácticamente de modo clandestino, era la única
alternativa de que disponíamos ya que todas las empresas contactadas para ser
contratadas se negaron porque dentro del recinto universitario significaba problemas
de orden; este fue la primera vez que los militares entraron al recinto de la
ciudad universitario de forma pacífica.
Obviamos la presentación de la compensación
nacional por falta de tiempo, nosotros los productores de este evento no
tuvimos casi tiempo disponible para disfrutarlo, sin embargo, el poco tiempo
que lo hicimos nos dimos un banquete de excelentes interpretaciones, al menos
yo. Transcurridas las dos horas de actuación del grupo, estipuladas
contractualmente como el máximo tiempo, Santana personalmente y diría que el
resto sintieron la necesidad de complacer la petición general del público que
gritaba: otra, otra, otra. Arrancó el sonido de samba pa ti y luego
vendrían varias al mejor estilo de Woodstock.
Tocaron por media hora adicional
hasta el final. Luego observaba como la gente casi hipnotizada se quedaba
cierto tiempo hasta recuperar la sensación de realidad y salir ordenadamente de
la monumental de Valencia. Nosotros abordamos los autobuses hacia Caracas,
todos con una sonrisa significativa de satisfacción desde Santana y el resto
del grupo como también el equipo técnico y otros, además de los productores
nacionales.
Arribamos a Caracas casi a la medianoche al
hotel Altamira Suites, algunos se fueron a descansar entre estos Carlos y
Michael. Chepito, león y el resto a rumbear se ha dicho, en diferentes
habitaciones había varias grupies y otras personalidades asistentes
entre ellas Plácido, Alfredo, Argenis Azuaje y tantas más.
Yo me fui a descansar más temprano porque
en mi mente permanecía alojado el pensamiento del problema que teníamos con la
tarima. Patrick Stansfield y otros junto conmigo salimos al estadio a la nueve de la mañana para encarar el asunto. Patrick era una persona altamente profesional y muy
ceñida a las normas y reglas imperante en su negocio: la producción de
conciertos de rock, pero se podía lograr que pasara una situación como ésta
contraria a lo establecido en el contrato.
Ya sobre el mismo terreno le explicamos las consideraciones y
circunstancias que habían prevalecido para llegar hasta acá, colocados fuera de
la cobertura contractual, él lo entendió y después de ciertas consultas
telefónicas nos dio el visto bueno para realizar el espectáculo siempre y
cuando colocáramos doce agentes de seguridad sobre la tarima para así rechazar
los intentos del público por escalar la misma.
Entonces me puso a parir para
conseguir esa cantidad de hombres el mismo día de la producción, pero lo logré.
No hubo mayores incidentes sobre la misma y la música sonó a todo placer,
llegando casi a igualar en calidad a la de la jornada anterior. Santana se
había percatado de que en Venezuela gustaba mucho más el estilo clásico de la
banda que aquel matizado con la influencia oriental, entonces casi todas las
interpretaciones eran del repertorio clásico. El consumo de marihuana se hizo
notar, a pesar de la nutrida presencia policial y de la Guardia Nacional, caso
contrario al del día anterior. Unos de los oficiales al mando de la guardia me
invitaron a visitar uno de los baños habilitados para retener a los que fueran
visto consumiendo drogas y me mostró los lavamanos los cuales estaban repletos
de cannabis. Una de las situaciones más impresionantes que se presentaron fue
ver el juego del gato y el ratón escenificado por los agentes de la
metropolitana y una cantidad importante de púbico sobre el puente que une al
sector de Bello Monte con la Ciudad Universitaria que pasa sobre la Autopista
del Este, se veía a los metropolitanos correr detrás de la gente hacia Bello
Monte y desde allá para acá se visualizaba a los jóvenes detrás de los agentes,
repitiéndose este ciclo varias veces.
El grupo se sintió muy motivado por la
retroalimentación mostrada por los asistentes que les regaló una media hora más
de actuación. El público se sintió muy satisfecho con el performance de Santana.
Había finalizado lo que fue el comienzo de la primera gira de Santana por
Suramérica.
Para nosotros terminó con un saldo
económico muy por debajo del esperado, sin embargo, los resultados fueron de
una ganancia mínima.
Quiero agradecer de todo corazón, aunque
algo tarde, la colaboración recibida de los voluntarios a lo largo del proceso
completo que duró varias semanas para producir El Santanazo.
Si alguno de
ustedes tiene uno de los afiches producido por Producciones Color para promover
el festival “Tranquilo” le agradezco que le hagan llegar una copia a Ybrahim
Saavedra. Perdimos la película que realizamos al dejarla en manos del director
de la OCI, Alberto Ravell, en 1974, a quien se la entregamos en su oficina,
Ramón Parada y yo y no volvimos a saber nada de ella. Si alguno de ustedes
conoce del paradero de esta, por favor contacten a Ybrahim.
En Barcelona, a los 29 días de septiembre de
2023.
Parte de la misma historia en otros terminos, igual escritas por Jose 50 años despues.
El jueves aterrizó el avión de SANTANA en
el aeropuerto de La Chinita cargado con toneladas de equipos de sonido,
iluminación, instrumentos y, por supuesto los músicos y personal de seguridad y
administrativo. Existía la duda de que si los dejarían ingresar al país puesto
que se comentaba que el gobierno rechazaría el ingreso, tal y como había
sucedido en el Perú meses antes. Pero todo fluyó normalmente. El viernes se
realizó el primer concierto. La plaza de toros de Maracaibo fue el escenario,
había mucha tensión antes y durante el evento debido a que la Guardia Nacional”
pegaba” y requisaba con cierta violencia a todos aquellos que intentaban
ingresar, hubo muchos que en virtud de esto se retiraban para evadir el control
y prefirieron escuchar la música desde la cercanía.
La compensación nacional
estuvo a cargo de GUACO que impresionó a los músicos por sus furrucos, tanto
que Michael Shrieve, el baterista, me pidió el favor que le consiguiera dos,
cosa que hice y se los entregué en su casa en San Francisco, California tres
meses después. Para recibirlos Michael organizó un “jamming session”. Al rato
ya los hacían sonar él y otros músicos, este fue el motivo de diversión de la
reunión. Volviendo al concierto, en la mitad de este se produjo un fuerte
desencuentro ente Carlos y Chepito Arias, el percusionista, lo cual se tradujo
en un final intempestivo dentro del mayor disimulo posible, se cruzaron frases
ofensivas y groseras. Sólo tocaron alrededor de una hora, cuando lo establecido
en el contrato eran dos horas mínimo.
Después del fracaso musical del día
anterior, arribamos al aeropuerto de Puerto Cabello debido a que el avión de
SANTANA era demasiado grande, un cuatrimotor, para aterrizar en Valencia, donde
la Guardia Nacional no nos dejaba partir en el autobús; además también querían
llevar a cabo una requisa como si se tratara de un vuelo proveniente del
exterior.
Después de perder casi dos horas pudimos salir disparados hacia
Valencia, unos hacia la plaza m onumental de toros y otros hacia el hotel
Intercontinental. La instalación de los equipos estuvo terminada a casi la hora
del comienzo. Aquello nos produjo estrés del bueno a todos los responsables de
producir el concierto. Cuando llegamos en el autobús a los alrededores de la plaza
monumental vimos como aquello estaba abarrotado de vehículos y gente
constituyendo un caos absoluto, nos tomó sobre una hora atravesarlo, gracias a
una unidad de motorizados voluntarios que iba adelante abriendo paso, llegamos
a destino y para acceder a los vestuarios fue casi imposible, una vez dentro
tuvimos la oportunidad de conversar con Carlos y Chepito sobre el incidente del
día anterior y prometieron y quedaron que no se repetiría algo similar.
Al
final este encontronazo entre los dos le costó a SANTANA cincuenta mil dólares
en penalización que le fue aplicada según las condiciones de la carta de
crédito. Al bajar del bus había muchísimo público esperando para abordar a los
integrantes de la banda. El equipo de seguridad consiguió hacerlos aparte y
finalmente pudimos acceder a los camerinos, mientras en la tarima se ultimaban
los detalles para dar inicio.
Los dos grupos de compensación nacional se
pugnaban por el orden de actuación, tuve que intervenir y establecerlo. Una de
las peores sensaciones que experimenté fue cuando el público derribó las rejas
y los portones pudiendo colarse una buena parte de los asistentes, sin pagar,
asunto que puso patas arriba el resultado económico. Aquella monumental estaba
llena a reventar incluyendo el ruedo. Un espectáculo alucinante, se podía
divisar a toda clase de personajes. Destacándose dos vestidos y maquillados
como palomas. Cuál sería mi sorpresa que
en pleno concierto con SANTANA a la
máxima expresión, vi a los dos, tomados de las manos, lanzarse al vacío desde
el último nivel y caer para morir instantáneamente.
Antes del turno de SANTANA el mánager me
dice que ellos no van a tocar porque no había hielo suficiente, tuve que salir
volando junto con Luis Contreras Saldivia administrador de Producciones Color a
traer hielo para abastecer al grupo. Aquello no fue nada fácil, no lo había en
ninguno de los quioscos levantados alrededor, finalmente lo logramos. Al llegar
a la tarima con el encargo se subsanó el inconveniente y arrancaron a sonar las
veintidós toneladas de equipo, o de conga, como se les llamaba en la promoción
grabada por el recordado Plácido Garrido, principal voz y presentador del
evento, casi se cae el espectáculo por un detalle insignificante pero muy
importante, así son las cosas en esta actividad. Cuando subió Placido y dijo
“aquí está la banda del momento”, casi que se cayó aquello. Hubo una revuelta
total y al sonar “Oye como va mi ritmo” se estremeció la plaza de toros y sus
alrededores, había comenzado la mejor música posible y, al mismo tiempo, una
revolución sociocultural en Venezuela y quizás en América del sur. Al contrario
de lo sucedido en Maracaibo éste si había resultado el concierto esperado y
anhelado por todos. Restan innumerables anécdotas por ser contadas pero el
espacio no nos alcanza. Recuerdo abordando el bus hacia Caracas con la satisfacción
del deber bien cumplido y con el dolor de la pérdida económica causada por el
sabotaje policial ordenado por el gobernador de Carabobo
Paíto Estopiñan como
si la música tuviera una filiación política determinada, semanas después le
salió el tiro por la culata al perder por amplia votación su candidato
presidencial en el estado.
Llegamos a Caracas aproximadamente a las diez,
nos hospedamos en el hotel Altamira Suites, había llegado el momento de
celebrar y así lo hicimos tomando algunas copas unos y otros haciendo cualquier
otra cosa o sencillamente participando de la conversación. Algunos nos fuimos a
la cama temprano y otros prosiguieron hasta el amanecer.
Muy temprano del domingo desayuné con Ramón
Parada N y Argenis Azuaje, ambos principales hombres en Caracas para producir
el concierto en el estadio de beisbol de la ciudad universitaria, Ramón estaba
a cargo de los asuntos generales y Argenis de la seguridad. Luego nos marchamos
al estadio en compañía de Patrick Stanfield, gerente de ruta del grupo. Pasamos
revista y todo nos resultó
satisfactorio sólo con ciertos detalles por corregir y en cuanto al montaje de
la tarima, labor encomendada a Ingeniería Militar, por la buena amistad
existente entre Ramón y el comandante José Bustamante. Patrick, al medir la
altura obtuvo 1,50 metros, lo cual estaba por debajo de los dos metros, como
mínimo, exigidos por la banda, no pudimos hacer nada al respecto y lo
convencimos de que permitiera la realización del concierto.
Esto significaba
que no sería difícil para cualquier espectador acceder a la tarima. Se nos
presentaba otro problema en la seguridad teníamos que reforzar el número de
miembros de este sobre la tarima. Prestamos especial atención a los métodos de
control de multitudes en práctica, sobre todo después de lo sucedido en
Valencia. Pero todo salió bien en este sentido porque tuvimos la colaboración
de la Guardia Nacional y la Policía Metropolitana. El descontrol se produjo
fuera del estadio, específicamente sobre el puente que une a Bello Monte con la
zona alrededor del estadio, donde una numerosa multitud se movía hacia éste y
antes de llegar al mismo era interceptada por los agentes del orden público,
acción que se repetía sin cesar. EL comandante del operativo en todo el recinto
era un capitán de la Guardia Nacional muy atento y amable quien me invitó a
acompañarlo para mostrarme en los baños la gran cantidad de marihuana
decomisada. Era increíble ver tanto monte junto.
En cuanto a la música la banda interpretó
una mezcla favorable a las canciones que le habían hecho famosa desde
Woodstock, dejando en minoría aquellas de influencia hindú, incorporadas por
Carlos a raíz de su reciente estadía en la India, las cuales no gustaban mucho
a nuestro público.
Este hecho garantizó el éxito musical de las presentaciones
en Valencia y Caracas. Debo recalcar que el concierto de Caracas, el mejor de los tres tuvo dos héroes anónimos que hicieron posible su
realización: Alfredo Ducharne, Consultor
Jurídico de la UCV, quien se batió en el seno de la dirección
universitaria para que otorgara el permiso pertinente y el otro fue el mayor
del ejército Francisco Bustamante Martínez, uno de los comandantes de
Ingeniería Militar, quien pasó por encima de yo no sé qué ni quién para que
este cuerpo del ejército entrara a la Universidad Central por primera vez desde la época de Pérez Jiménez. Me dijo, su
excelente amigo, Ramón Parada que el mayor Bustamante era uno de los oficiales
más contestatarios del momento, en una ocasión reunidos en un bar de Fuerte
Tiuna muy cerca de tres generales que allí se encontraban, le manifestó: “estos son de los que saquean a las fuerzas armadas “, Ramón cree que ellos escucharon el
comentario. Yo que llegué a conocerlo me atrevería a afirmar que además era
conspirador de oficio contra el “establecimiento político militar del momento “
Le insisti mucho a Jose para que escribiera esta historia que representa el primer gran evento nacional de Rock en el pais y por que amamos este pais y aportamos cada uno desde nuetra trichera a hacerlo grande y por que siempre me apaiono la musica y ese año apenas llegaba a los 16 años pero estuve alli, en primera linea, como tambien en Blood, Sweet & Tears, Rare Earth y unos cuntos mas.
Gracias por leerla y formar parte de esta historia,
Larga vida al R&R
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De Jose Francisco Couri Lopez 2023 |
Cierro esta historia escrita por mi hermano Jose Francisco con esta anecdota que involucra tambien como testigo a Ramon Parada. Al final del concierto Carlos y Chepito se marcharon al hotel en el vehículo de Ramón conducido por él mismo y dentro de la conversación allí desarrollada Chepito comentó “ yo creía que Carlos era un mago de la música pero resultó ser su Dios “ seguro refiriéndose al episodio de Maracaibo en el cual Chepito quiso hacerle perder el control pero no pudo.